Ser profesor rural en Coahuila tiene sus obstáculos

Ser maestro rural es difícil, pero para alguien que tuvo el sueño de ser docente y mejorar las condiciones de educación en el campo es una satisfacción plena, o al menos así lo considera el profesor Francisco Juárez Navarro, quien fue reconocido con la Presea al Mérito Magisterial “Rafael Ramírez Castañeda” por 30 años de servicio.

Empezó como maestro comunitario, multigrado, en un ejido muy recóndito de Zacatecas llamado Valparaíso, a donde lo mandaron a ejercer su profesión luego de graduarse de la Escuela Normal de Torreón.

Aunque su origen y raíces están en Matamoros, por destino, el profesor Francisco llegó a Saltillo, donde ha continuado su desempeño al frente del aula, donde dice, todo es muy diferente en comparación con las escuelas rurales.

“Estuve veinte años trabajando como maestro comunitario y ya después me vine para Saltillo. Creo que uno de los principales retos es que los niños aprendan, a pesar de su contexto, de sus necesidades”.

“El maestro comunitario debe ser ese eje, el que les brinde las herramientas a los niños para que puedan aprender y yo creo que en mi caso lo logré, me involucré con ellos, les enseñé a sumar, restar, escribir y a leer, aunque ya luego ellos me preguntaban que cómo se contaba el carbón, y entonces aprendí a brindar una enseñanza de acuerdo al contexto donde ellos se encontraban, en la vida comunitaria”, explica el docente.

En la urbanidad no es lo mismo, pues de acuerdo con el profesor Francisco, las familias no permiten el involucramiento de los docentes en el aprendizaje de los niños.

“Allá en los ejidos, en las comunidades, las familias te toman a bien que te involucres en la vida diaria de los niños, llegas como apoyo de muchas cosas, pero en el área urbana es muy distinto porque si haces algo fuera del aula te castigan, entonces lo que me ha pasado es que me he limitado a solamente dar mi clase, hacer mi trabajo y evitar involucrarme con los estudiantes”, señala el docente.

Esto se debe a la sobreprotección de los padres de familia y a la falta de apertura por parte de los mismos para que los docentes trabajen, en conjunto, en la educación de los alumnos.

“Con la Nueva Escuela Mexicana viene un buen reto que es ser humanistas y esto significa que hay que tomar en cuenta todo lo que los niños son, lo que sus padres son, su contexto, su formación, pero se contrapone, porque al ser humanista se tiene que calificar de acuerdo a la capacidad del niño y si no tiene el aprendizaje adecuado, pues habrá que evaluar a como es él, sin embargo, lo que vamos a ver en muchos casos es que van a ir avanzando en los grados académicos y al final no van a tener un buen nivel”.

“El reto ahora es esto, y ahí es donde va a venir el quiebre de la educación básica con la educación superior, porque no se tendrán los conocimientos suficientes, ahora el reto del maestro será sacar adelante a los estudiantes, como vengan, pero también tenemos que involucrar a los padres de familia, que se interesen por la educación”, manifestó.

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