En riesgo la producción alimentaria mexicana

La degradación del suelo afecta al 64% del territorio mexicano, según datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). De este porcentaje, un 12% presenta condiciones de deterioro severo o extremo.

Sin embargo, estas cifras no han sido actualizadas en al menos 20 años, lo que podría indicar una mayor afectación en la actualidad.

Entre las principales causas de esta problemática se encuentran las prácticas agrícolas intensivas, el sobrepastoreo, la deforestación, la urbanización y el cambio climático.

Estas actividades impactan directamente la capacidad del suelo para producir alimentos, de los cuales más del 95% provienen de la tierra. La degradación también compromete elementos básicos esenciales para las plantas y, por ende, para la nutrición humana.

Ante esta situación, especialistas en producción agrícola han impulsado alternativas no invasivas para devolver nutrientes al suelo, como la técnica de cero labranza y el uso de tecnologías que permiten reincorporar materia orgánica a la tierra.

Estas propuestas buscan «frenar la explotación excesiva del suelo sin afectar los niveles de producción agrícola».

A nivel global, un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte que hasta el 40% de los suelos en el mundo están degradados, afectando a la mitad de la población mundial y amenazando el 50% del producto interno bruto global.

«Si no se toman medidas inmediatas, se proyecta que el porcentaje de suelo degradado podría alcanzar el 90% en 2050», advirtió.

Elías Tapia, director de Servicios Agronómicos de Bayer en el Norte de Latinoamérica, señala que el país debe «priorizar técnicas sustentables para la protección del suelo».

Estas medidas permitirán enfrentar la pérdida de capacidad productiva y preservar las funciones esenciales del suelo, como sostener ecosistemas, mantener la calidad del agua y el aire, y contribuir a la salud humana.

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