Al escapar ella y su familia de la violencia en Chiapas, se vio orillada por darle una mejor vida a sus tres hijos, Liliana Gómez Pérez y algunos de sus familiares vendieron sus gallinas y puerquitos que tenían, dejaron en San Cristóbal de las Casas, y con ese dinero lograron llegar a Saltillo, escapando de la violencia.
Llegaron a rentar una pequeña casa cerca de la Central de Autobuses de Saltillo, ahí vive con sus familiares que esperaba su cuñada Marcelina Hernández Gómez, quien ya se encontraba en la ciudad.
Liliana y su hija de seis años acuden todos los días al crucero de Nazario Ortiz Garza e Isidro López Zertuche para hacer malabares a cambio de unas monedas que les dan los conductores antes de que cambie la luz del semáforo.
Liliana Gómez Pérez comparte que ella al igual que 16 personas que salieron de Chiapas por el miedo a la violencia que se tiene en San Cristóbal de las Casas y Chenalhó, viajaron a Puebla y de ahí a Saltillo.
Compartió que dependiendo de los recursos que obtengan en la vía pública es lo que pueden comer, frijoles con poquito y en un día en que les va bien, pueden ser hasta pollo.
Compartió que su esposo tiene una semana trabajando en una empresa donde hacen motores, sin recordar como se llama, pero mientras él está en la empresa ella sale a ganarse unas monedas, donde se dice ahora están tranquilos.
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